lunes, 27 de agosto de 2012

Navidad 2008


Algunas semanas atrás leía una nota periodística en la que un profesor de Universidad internacionalmente prestigiada, proponía dejar de llamar Navidad al período decembrino en torno al día 25  del mismo mes, para sustituirlo por el de “fiestas decembrinas”.
Ignoro la reacción en la ciudad correspondiente y quien tomaría cartas en el asunto, si la autoridad civil o la universitaria, pero si ello se lograra, equivale a la entronización del absurdo, pues lo primero que nos preguntaríamos habría de ser: ¿Qué celebramos? o ¿A qué refiere la fiesta?, ya que no habiendo motivo, lo demás no se sostiene pues carece de estructura que lo soporte.
Sin embargo, una declaración como la que nos ocupa, nos debe hacer recapacitar, aunque no faltarán seguidores que la secunden, ni tampoco pesimistas que piensen que, por desgracia, ese es el sentir más generalizado respecto a la Navidad y que, solamente unos cuantos idealistas a quienes la mayoría más ruidosa juzga de anacrónicos o desubicados, mantienen el sentido original de la Navidad. La fiesta hoy en día -podrán decir- es universal, pero, insisto ¿Qué celebramos entonces? ¿Porqué o para qué tanta algarabía?
Ahora que en muchos campos del quehacer profesional y de la vida diaria se habla de la excelencia y que para ello es necesario ir a la raíz de donde surge la empresa que nos ocupa, o de encontrar el núcleo sobre el que se desarrolla o da vida a nuestras ideas, también conviene volver a examinar motivo que estamos celebrando, y al mismo tiempo, la manera en que lo hacemos; si las formas corresponden al núcleo o raíz de donde partimos estaremos manteniendo viva y con sentido una tradición, ya que las formas terminan por condicionar el resultado que buscamos; si nos olvidamos del origen y los procedimientos no responden al fin que buscamos, el resultado será incierto y muy probablemente distinto al planeado.
La Navidad es por antonomasia, una fiesta cristiana que ha tenido tal impacto que, muchos se hayan unido, aún sin tener noción del origen de la celebración; seguramente lo descubrieron por las manifestaciones externas, pero ha sido nuestra falla -de los cristianos- no dar a conocer las causas o el motivo de nuestro regocijo, y en ello, seguramente con buena voluntad en principio, se fueron sumando otros e incluso cooperando para el lucimiento de la fiesta, pero otros más, vieron la oportunidad de negocio y, quienes no teniendo firme la idea de origen se convirtieron en colaboradores y promotores de un desarrollo de las formas externas que terminan por ahogar al motivo central de la fiesta: el núcleo o idea madre, la raíz de origen: El nacimiento de Cristo, segunda persona de la Santísima Trinidad que tomara forma humana para liberarnos de los efectos del pecado.
Con este acontecimiento se inicia la era cristiana y aunque la Unión Europea no quiera reconocer en sus constituciones la influencia que el cristianismo tiene en su desarrollo y en otras partes del mundo se den otras manifestaciones pero que responden a una misma causa, nos regimos en buena parte del mundo por un calendario que se establece a partir de un hecho concreto que constituye un hito en la vida de la humanidad que, como en tantas otras cosas, si nos olvidamos de su origen, caemos en el formalismo que termina por atosigarnos haciéndonos carente de sentido dicha celebración.
Es bueno saber, o recordar, que la Navidad está precedida de otras celebraciones, con sus propias manifestaciones que, expresado en términos civiles llamaríamos protocolo, pero siendo una celebración religiosa en su origen, tal preparación es litúrgica y juntamente con ella, surgen algunas otras prácticas extra litúrgicas que vienen a ser complementarias.
La preparación para la Navidad, en el sentido litúrgico, se da con el Tiempo de Adviento, el cual marca el inicio del nuevo ciclo, es un tiempo de penitencia y por ello el sacerdote usa para la celebración de la Santa Misa, ornamentos de color morado y las lecturas de la Sgda. Escritura que se siguen, nos hablan de la venida del Salvador, invitándonos a disponer nuestras almas para recibirlo adecuadamente.
Entre las manifestaciones extra litúrgicas que, bien entendidas son catequéticas, encontramos: la corona de Adviento; las posadas y las pastorelas, acompañadas ambas de las coloridas piñatas, aportaciones estas de la cultura del México Colonial; el árbol de Navidad y no menos importantes las representaciones del nacimiento o belenes, entre otras muchas más.
Posadas y Pastorelas nos ilustran sobre los antecedentes del advenimiento de Cristo que por la ligereza de su exposición se han hecho populares y, por tanto, más proclives a su alteración; como de hecho así ha sido.
Las posadas nos muestran las dificultades que sortearon María y José, en el tiempo inmediato anterior al nacimiento del Hijo de Dios, así como las causas segundas de que la providencia se sirve parara cumplir sus designios como lo fuera el edicto del César para que José y María tuvieran que dirigirse a Belén y así se cumpla la profecía de que el Hijo de Dios nacería en Belén de Judá.
Con cánticos sencillos, precedidos de la recitación del rosario y de letanías, portando una representación de José y María en atuendo de peregrinos, para cerrar recibiéndolos en el propio hogar celebrando con golosinas tradicionales y piñata.
Si logramos establecer esta costumbre en nuestras familias, no solamente mantenemos una tradición cristiana, con ello reforzaremos la unidad familiar alcanzando una identidad más firme.
La pastorela es una representación teatral más elaborada y los participantes más divididos en actores y espectadores, pero viene a ser una representación de la lucha entre el bien y el mal; ángeles y demonios, para influir en los designios de Dios sobre la humanidad, pero, que al presentarse esta lucha de manera jocosa, también se ha prestado a mayores deformaciones.
Generalmente, luego de la representación, se celebra o se ofrecen ponches y otras golosinas, como también piñatas para quebrar.
La piñata en su origen también tiene un carácter catequético, pues sus siete picos representan los pecados capitales, mientras que su colorido manifiesta el atractivo engañoso con que estos ofrecen; a ello nos enfrentamos vendados de los ojos para mostrar las limitantes personales con que hemos de enfrentar la insinuación, pero, si al final logramos vencer, tendremos la recompensa, representada por la colación con que se rellena la piñata.
El árbol de Navidad es un recordatorio del árbol de la Cruz, así como la ornamentación que representa la manzana que nuestros primeros padres comieron en el Paraíso y las luces de la promesa de un Redentor. Es algo más que el aroma de bosque y las luces centellantes.
El tradicional Nacimiento, que iniciara S. Francisco de Asís, es otra práctica que puede ayudar mucho para la formación cristiana de chicos y grandes en el seno de la familia, yendo al núcleo del papel que cada uno de los personajes ahí presentes juegan para cumplir la voluntad de Dios: la Sagrada Familia, los pastores y los Reyes Magos; y descubrir en ellos la parte que a nosotros corresponde para recibir el anuncio de Cielo en que encontramos la razón de la venida de Dios a la tierra y la misión que nos entrega:
“Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”

¡FELIZ NAVIDAD A TODOS EN TU CASA!

Teodoro Rodríguez Chapa.
Navidad 2008.

Comida familar

jueves, 10 de septiembre de 2009

Saludo de bienvenida


Aquí encontrarás una lista de libros recomendados, por varios profesores , para una formación de cultura própia de un estudiante universitario.
La finalidad complementaria que se busca con esta lista, es ayudar a definir y desarrollar las propias aficiones en un marco de referencia más amplio.

Lecturas recomendadas

Grandes relatos:

Homero: Odisea.
Tolkien: El Hobbit. El Señor de los anillos.
Golding: El Señor de las moscas (Alianza).
Hemingway: El viejo y el mar (Destino)
Jack London: El lobo de mar. Colmillo Blanco. La llamada de lo salvaje.
Kennet Graham: El viento en los sauces (Anaya).
Orwell: Rebelión en la granja (Destino).
Dostoievski: Crimen y castigo. Memorias de la casa muerta (Alba).
Nial Williams: Amor en cuatro letras (Seix Barral)
Susana Tamaro: Donde el corazón te lleve (Seix Barral).
Michael Ende: Momo. La historia interminable (Alfaguara).
C.S. Lewis: Cuentos de narnia (Alfaguara).
Joffo: Un saco de canicas.
Harper Lee: Matar un ruiseñor.
Rawling: serie Harry Potter.
Anónimo: Cantar del Cid.
Anónimo: Lazarillo de Tormes.
Cervantes: Obra completa.
Galdós: Episodios nacionales. Misericordia.
Delibes: El camino. Señora de rojo sobre fondo gris (Destino).
Jiménez Lozano: El mudejarillo (Anthropos).
Muñoz Rojas: Las cosas del campo (Pre-textos).
Cela: Viaje al Pirioneo de Lérida.
Miguel Martín: Peñagrande (Palabra).
Sánchez Silva: Marcelino, pan y vino.
José Luis Olaizola: Cucho (SM).
Santiago Herráiz: Amordazados (Bruño).
Wenceslao Fdz. Flóres: El bosque animado (Anaya).
Cunqueiro: Las mocedades de Ulises. Cuando el viejo Sinbad... (Destino).
JR. Ayllón: Vigo es Vivaldi. Diario de Paula (Bruño). Querido Bruto (Belacqua).

Testimonios

San Agustín: Confesiones (Palabra).
Sábato: Antes del fin (Seix Barral).
V. Frankl: El hombre en busca de sentido (Herder).
Ana Frank: Diario (Plaza y Janés).
Santa Teresa: El libro de su vida.
Natalia Ginzburg: Las pequeñas virtudes (El acantilado).